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Era un pájaro que vino con el mar destrozado. 5 Poemas Luis Gil Garcés

  • Foto del escritor: Tertulia Cero
    Tertulia Cero
  • 9 jul 2020
  • 3 Min. de lectura




1

ME QUEMO DENTRO DE TU amor, con oblea

Y un pájaro, bajel que nunca sonríe

Que advertí, al pesado trono y ciego y oculto

Tan voluptuosamente sin atavío;

Ni es autoridad, ni es postura de peces

Con el fanal que a su mesón desentono

Mientras el frío elabora su maqueta.

En el ozono y con márgenes de fósforos

La barbarie celebra con sus esponjas.

Con un dolor de luna y mi corta muela.

El ojo va quedando, por cierto, puro

Mientras el molde va trashumando trigo

Con las espesuras tan hambrientamente

Porque de inmaduro ya no me es ajeno



2

CABEZA SIN árbol, mi rinoceronte

Me disfraza un largo verano, sin patas

Con el monte constituyéndome un puño

Como latas glaciales en las estepas

Y al adolescente que faltas, pues sí.

Escucho los escollos de tu horizonte

Cantando musas de negrísimo sol

Sin el arconte de las ferias premiosas

Migaja de océanos que descompones

Sí, en una bandera que ondea para otra.

Néctar que muestra un poco más su madera

Desde el dormitorio amargo, tan sencillo

En una risa que no se escapa a todo

Ni a la luna, ni a nuestro extranjero amor



3

Somos nubes de palta y espinaca.

Que se broncean. Que se escarchan.

Para habitar lo que mañana

se mueva, a no ser que sea mañana.

ESTÁN ENAMORADOS, y somos una nube de palta

con letras del océano sacando un corazón.

Una espinaca es sumergida y el color exánime

lo transforma en la nada que todos quieren habitar

¡Qué locura! las raíces se aprestan a estar heridas.

Y ríen, y no se agotan y con sus pasos lo atan.

El olor, en la maravilla de un bosque semioculto

solloza como un síntoma que hormiguea la mañana.

¡Que se mueva! y con un golpe de las plumas los peces.

El barro dificulta la muerte colmada de lo insólito

¡Y que se mueva para tañer de nuevo el rocío

como un jardín que ha tomado su flecha!

A no ser que sea mañana, si el oro de este pájaro

es cruzar entre dos pétalos,

remojar los cabellos con muchos segundos,

Y en el agujero de la sal, el reloj…

A no ser que sea mañana, extranjero.

Que se termine, sin escribir, en ésta, su noche




4

¿Lograste ver al que se acerca a la orilla?

¿Un león tatuado de remolino azul?

¿Imita a las aves?… ¿un poco las ciudades?

Siendo primitivo: hacia la sal,

al Adán de los nuestros, sol materno.

Fuga; tierra, un país de tropa

que viene, que calza, que destrona.

ERA UN PÁJARO QUE VINO con el mar destrozado.

Cada muslo era una ración que se hundía como un puñal.

Sus pies tocaban una caravana que ese acercó a la orilla.

Era un mito que en silencio producía helados

y logró desparecer como las aves todo lo amargo.

Así su soledad huye también, entre corazones.

Su león vomita la máscara vegetal para la otra esquina.

Su carne se comunica como las piedras a los sexos.

Su león tatuado es una perla por demás preciosa.

Un remolino que se demora con la estación azul.

Un facsímil que se queja de que sus dedos se vayan cayendo.

Es un poco de estas ciudades mientras vaga la neblina

que parece poblarse con cada nacimiento y funeral.

Hijo; Imita lo primitivo, ve haciéndote un cuello a la sal.

Hijo; Imita lo primitivo y di que eres esa sal.

Y si pudieras llamar al barro y decirle que acabe en flor,

que abrace con su parto el sol materno

y que la guerra se transforme en un vaso de fuga.

Con el azúcar en una cucharadita y el sorbo

esperando un país, mientras la tropa asedia a los ríos

Nada más naturaleza, a ti hermano impostor,

Nada más repetición, calzado y destronado.



5


HALLARSE DESPIERTO MIENTRAS el mar

aborrecía un río, uno de esos guapo y apagado.

Y con sus explosiones crujientes de sirenas.

Con sabor salado el mar nos odiaba

Y todo lo que no era mío, era su sol.

Calabaza, bulto desolado y a la antigua.

Notas al ovalo, coleccionando un gran disfraz

que producen las perlas, y no las grullas

Y un orejón al final de mayo.

Oído y sartén entre el frio cocinero

Un luminoso cartón, había, de papas.

En un parque, al golpe de los doce, un trozo ecuatorial

como una cebolla en mis manos.

Como un edificio y la muerte de su occidente






Luis Gil Garcés nació en la ciudad de Piura el 27 de Julio de 1981, estudió Educación y Humanidades en UDEP y también Artes Plásticas en la Escuela de Bellas Artes Ignacio Merino de Piura. Actualmente es docente de educación básica regular en la institución educativa San Pedro, Cancas. Poeta y pintor de vocación y formación ha publicado los siguientes libros individuales: Aro de Madera, 2008 y Del Sol contra Saturno, 2015. Tiene textos publicados en revistas impresas y virtuales como Revista Magenta, Piura, Pensamiento Profano, Sullana y el “Semana” del diario “El Tiempo”, Piura. También tiene textos seleccionadas en antologías como Ladran los Perros, del grupo Magenta, 2007, Estirpe Púrpura, 2010 y Ausente Ardor de Arena & Algarrobos; Nueva Poesía Contemporánea Piurana, 2017. Finalmente le han sido otorgado las siguientes distinciones: Primer Lugar en los Juegos Florales de Sullana 2009 y Finalista del segundo concurso de Poesía 2011 organizado por la Embajada de Taiwán y la Biblioteca Nacional del Perú.



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