6 Poemas "Me quedo en Tierra y navego" de Ruffo Cárcamo Ladines
- Tertulia Cero
- 12 dic 2018
- 4 Min. de lectura

AÑORANZA
¿No es acaso hermosa la tormenta
en los días inmensos
de la gloria efímera
con su locura infértil?
La diáfana mañana
que se detiene en el puente
añorando transeúntes
que arrojan las colillas
y la neblina
por los ojos
agonizantes.
¿No son acaso bellos
quienes preguntan la hora
sin tener adónde ir?
PIURA
Sobre las páginas lentas de las tardes
silencia Piura;
la ciudad de la primera y todas las cruces.
el villorrio de los medios amores,
el gran pueblo de un solo héroe,
donde mis labios resbalan
y tu piel no revienta
y el sol es apenas
una gota de rocío
en tu hombro;
pueblo donde lentamente agonizan
los dones y la magia.

STRADIVARIUS
He tocado el fondo de la escalera
y no hay cuartos ni mentiras.
En la oscuridad se siente una flor desnuda.
Eres el sol me dice; si te vas a ir
mejor no hubieses venido.
En su talle arde mi mano y
el terno prestado me va quedando chico.
También tengo florcitas pero no las verás,
como no ves mi cara.
Ya no quedan más peldaños y
la luz se hace al revés,
la oscuridad alumbra.
¿Quién recogió la escalera?
No hace tanto frío.
Nadie habla pero escucho.
Las semillas ruedan.
El que quiere vivir no regresa y
aquí las flores somos todo.
También el aire que respiras.
Los muertos caminan por arriba,
sobre nosotros.
Ya no hay más fondo, tampoco la escalera.
Hay luz, no se ve ningún camino.
Estas flores respiran.
A mi lado un bulto caído de golpe.
Caminaré.
Si avanzas me dirás primero tus deseos.
Soy una flor, puedo ser árbol.
Señora,
deseo saber qué deseo.
Tu mano es ardiente, 40 años has vivido y
no sabes tu nombre.
¿Podrás caminar?
El que quiere vivir no regresa.
Cuidado tendrás con las semillas que ruedan,
son mis padres y hermanos.
Pueden ser tus hijos.
¿Podrá ser mi esposo?
Flor de nombre y
¿tú quién eres que vives sin agua?
ESTE AMOR DE NO CAER NUNCA
Este amor de no caer nunca,
esta necesidad de no callar.
Este beso contra las costumbres.
El cariño de caminar y encender las luces,
Nuestra decisión por la verdad
y contra los temores.
La marcha contra el fuego y las tinieblas.
Nuestro coro de dos voces ante el auditorio de sordos.
Tus manos temblando,
las mías también vibrando:
Es lo que me alimenta y me da fuerzas para
rodear tu cintura;
para caminar al borde del precipicio y
comenzar tarea interminables;
y disipar el sueño cuando el verso clama
tu nombre y
tener que silenciarlo para seguir viviendo
y rozar tu labio,
sorber tu aliento y
cruzar nuestras lágrimas
en la hora del agobio.

YO TENGO UN LARGO CABALLO VERDE
Yo tengo un largo caballo verde
para recorrer las praderas,
las encrespadas olas de los mares lejanos
y reposar en el regazo
de alguna antigua ternura
que veo muy poco.
Yo no tengo penas sobre los hombros
ni látigo sobre la espalda
que no sean las del hombre
que resbala por el cerro
o encuentra todas las puertas cerras
en el anochecer o amanecer
de las grandes urbes.
Yo tenía un antiguo empeño
de conocer la naturaleza de las nubes
y la fuerza de los ríos
en lugares por donde nadie caminaba;
y me fui preguntando a los magos
que todo sabían,
pero nunca habían amado;
y las nubes y los ríos se secaron
y nadie me pudo explicar.
Yo tengo un largo caballo verde,
yo no tengo penas sobre los hombros,
yo tenía el empeño de conocer,
yo pregunté a los magos,
sus ojos se secaron
y todavía nadie
me puede explicar.
TE ESCRIBO COMO QUIEN RESPIRA
Te escribo como quien respira.
En mi vida todo es ahora,
letras, cielos, mundos y colores.
Me entristecen cuando me hablan de
leyes y programas de gobierno.
Siento el viento, el agua y
temo por todos.
La gente no sabe cuánto la quiero.
Y hay algunos que a veces parece
que me quieren.
Ayúdame a ubicar mi taller.
Seguramente
allí va a ser mi casa, además de los muelles y
la risa de las muchachas cuando no me creen.
Ahora estoy amando y añorando Paita.
Lástima que más tengo allí
ocupación de abogado.
Cuando pueda, compro el Club Liberal,
lo desocupo y levanto en la terraza
mi taller.
Escribir tu biografía, mezclada con la mía;
solamente podemos hacerlo
intimando,
besándonos,
y separándonos para volver a encontrarnos.
Mientras, sigo escribiendo,
pintando muros, cortinas,
la tarde a las seis y media y
las uñas de tus pies y de tus manos,
al tiempo que pintas mis labios con
los tuyos.
Necesito un trabajo que ahogando mis
ganas de matar
libere mis canciones y mis manos
para ustedes.
Mi madre se niega a reconocer que
me quiere.
Yo la quiero un poquito. A ti mucho más.
A mí también.
Si sigues callando, por lo menos sonríe.
Cuando quieras confesarte, avísame
para ponerme sotana
y nos besaremos sin pecado.
Diré a mi esposa: necesito descanso, he
navegado mucho.
Dirás a tu marido: he descargado mi
conciencia.
Por eso te escribo como quien calma
la sed y oxigena sus pulmones;
y te canto
como quien conversa a solas,
para no estarlo.
Y convencerlos
que los locos son ellos
que ignoran
que están vivos.
Ruffo Cárcamo Ladines (1940-1994).- Nació el 27 de junio de 1940, en el puerto de Paita. Cursó estudios secundarios en el Colegio Salesiano y en la Gran Unidad Escolar "San Miguel" de Piura.
Estudió la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Trujillo. Es autor de los poemarios "Delitos y Canciones" (1975), "La cometa" (1983), "Se levantó y andó" (1985).
En el año 1987, por su poemario "Delitos y Canciones", fue premiado en el Concurso Internacional "Primera Muestra de Poesía", en Río de Janeiro, Brasil. Su poemario fue traducido al portugués por la poeta brasileña Selma Rocha.
Póstumamente se han editado "Ámbar" (2002) y "Me quedo en Tierra y navego" (2015).
Falleció en Piura el 10 de diciembre de 1994.
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