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Luminoso combatiente. 6 Poemas de Jorge Vargas Prado

  • Foto del escritor: Tertulia Cero
    Tertulia Cero
  • 22 ene 2019
  • 7 Min. de lectura

Fotografía: Boris Mercado Mar

Contemplación del astro que desaparece cuando se lo nombra


El pasto seco se enciende a tu paso

y de sus cenizas crecen árboles de q'iwña y ciruelos y pisonays.

Por eso

a ti se te ha encargado

atar al sol el día más frío del invierno

y traerlo de vuelta.

Así

a ti se te ha encargado regular el ciclo del maíz y de la papa.

Así

a ti se te ha encargado

el transporte de las rocas más grandes

porque tú

lamiéndolas

puedes pulirlas y darles formas geométricas y soldarlas entre sí armoniosamente.

Así

a ti se te ha encargado

reconstruir el mito

y provocar el pachakuti.

Sin embargo, el tiempo no te alcanza.

Te levantas a las 4:30 a.m.

Trabajas en el bus desde las 5:00 a.m. hasta el mediodía.

Y luego estudias para acabar el colegio

aunque tus testículos frondosos ya no sean los de un adolescente.

Todos los días, te levantas a las 4:30 a.m. y desde tus ojos disparas hasta el espacio señales de radio y televisión que luego se convierten en hermosas láminas de hielo para reflejar, desde tan lejos, tu propia belleza multiplicada

pero el tiempo no te alcanza para alzar los ojos y ver el espejo del mundo, que eres tú, reflejando tu propia belleza.

Entiendo, muchacho o columna de agua, que es difícil atar al sol el día más frío del invierno y que te falta tiempo para distribuir el maíz entre todas las personas del mundo.

Sin embargo, quiero que sepas que el Señor de Quyllurrit'i me ha dicho que si el cielo se transformaría en una bandera se te parecería

Y que la música, la ceremonia y el mito

aparecerán en un escudo sobre esa bandera

que flameará en las montañas

cuando se declare la victoria de los nuestros.



Inti Raymi


este era un poema para eximirme, para dejar de sentirme culpable por desconfiar de la escritura y su sonido.


ah, no, este era un poema sobre el indie rock y sobre el huayno.


ah, no, este era un poema sobre lasdelgadaslíneasrojas que delimitan a los opuestos entre sí.


ah, no, este era un poema sobre el traaaaaaance y sobre dios.


ah, no, el Sr. de Quyllur rit'i me ha sonreído y ha tocado mi cabeza con ternura y después de bendecirnos me mostró un holograma de 1967: yo fui un pongo de 8 años que murió de hambre junto a su perro que murió de hambre también, junto a mí, en una hacienda en Paucartambo.

ah, no, espera! ÉSTE ES UN POEMA SOBRE LA ALEGRÍA! o sobre el olor de las axilas de mis amigos europeos o sobre la casita que tantas veces construimos sobre la nieve o contemplación de los pablitos bromeándose mientras se bañan desnudos, en el río, luego de peregrinar.


ah, no. Espera. Este es un poema sobre la poesía surrealista del Cusco escrita por mujeres o sobre las escritoras del Cusco o sobre las mujeres del Cusco en general o sea es sobre mí y sobre ti y sobre toooooooooooooooooda esta metrópoli capital del mundo andino.


ah, no, éste es un poema que celebra el estruendo y el poder del Qullasuyu y que fortalece nuestras relaciones con Juliaca.


ah, no, es que este poema había sido para rogarle a nuestro padre Sol con alegría: “vuelve una vez más, tatalláy” y para confesarle: “es espléndido vernos orinar en el centro histórico mientras nos celebramos porque, carajo, nos estamos celebrando hasta los huesos que sabemos serán polvo, porque, carajo, somos animales de esta tierra y porque, carajo, el orín nos hermana y si lo que digo es mentira, el que esté libre de pecado que lance la primera piedra y que se me sepulte a pedradas como si fuera una bruja o mejor, que se me ate a un árbol, desnudo, y se me fleche, para que la belleza del cuerpo en general encienda las revoluciones futuras que llevarán a lxs homosexualxs y a las mujeres a dirigir este planeta desde el amor: a nuestro padre sol y a nuestra madre luna y a nuestros alimentos”.



Jorge Vargas Prado

Estoy misio, bb


Bb:

Estoy misio y el sol se derrama sobre Cusco.

Las nubes parecen cintas rojas o vendas con sangre y entre ellas un avión solito transporta en su barriga a gente como yo.

No es sangre sobre el cielo, bb, me dices, es solo chicha de quinua, todo está bien. Andan tus brazos. Tus ojos se cierran y se abren aunque te falte plata para el café o para la combi.

Yo te escucho y te hago caso y me extiendo y me hago uno contigo que estas del otro lado del océano.

Me quedan 40 soles que gastaré en weed porque el insomnio me mata.

El dinero vendrá, me dices, solitario y ruidoso como el avión que se desliza entre ángeles de oro, caballos de fuego y de oro y pingas de chocolate de los futbolistas alados del Perú.



Tengo miedo, bb


Bb: Enciérrame un ratito dentro tuyo. Ábremelo la puerta de tu pecho, chiquito aunque sea, para que pueda entrarse mi cabecita y mi corazón de plomo. Libérame, por favor, del dolor de mis tendones o del inmenso monstruo que habita en mí. Protégemelo mi boca del veneno. Hoy que me levanté a cacar por la mañana vi caballos de oro incendiándose sobre el cielo mientras dormías. Y no sé por qué, bb, tuve miedo de que se me rompan los dedos de la mano, de que se me hagan polvo las rodillas y de que no pueda ayudarte de viejito a caminar. En ese ratito nomás despertaste y una playa y el mar tibio se proyectaron de tus ojos y en la pared vimos un video de k-pop. A ti el k-pop no te gusta, pero me amas así que bailamos y fuimos perritos que disfrutan persiguiendo las olas de aquel mar. Quisiera ser tu cuna, bb. Y también quisiera que, de verdacito nomás abras las compuertas de tu pecho para meterme en ti y olvidarme de todo y solo concentrarme en tus entrañas mientras me proteges con la luminosa envoltura de tu cuerpo.



Muchachos ebrios que leen el mar


Causita:

Ya no somos los capitanes de este gran barco de nubes.

Ya no podemos desdoblar las alas. Ya no podemos teñir la espuma marina ni abrir el corazón sin sangrar.

Lo hemos dejado, causita.

Aunque tú seas ahora más grueso y más fuerte y más lindo.

Aunque sea yo más lindo.

El mundo se desborda, causita, y ya no somos capaces de contener su fulgor.

Porque nos han enseñado a apagar el color de nuestra piel.

Porque nos quieren enseñar a ser tristes.

Y por eso nos hemos vuelto un poco tristes, un poco más frágiles.

Causita quise escribir el poema más triste del mundo y dedicártelo, pero de mis manos no salen más que explosiones cósmicas o fuegos artificiales o planetas de agua o muchachos ebrios que leen el mar como si fuera un libro, como si nunca hubieran desaprendido a leer el mar.

Y aunque quiera dedicarte el poema más triste del mundo,

y aunque nos hayamos hecho un poco más frágiles,

y aunque ya no seamos los capitanes de este gran barco de nubes,

todavía deslumbramos a las palmeras.

Causita, ¿me quieres con tus brazos fuertes?

¿Me quieres con tu puño ajado como hace 3 años?

¿Me quieres como yo quiero a Máncora?

Desdobla tu cuerpo en el bus.

Llega a Piura radiante.

Traduce mis palabras al inglés o a cualquier otra lengua ajena.

Piérdete en los vericuetos de la universidad.

Retrásate.

Porque Máncora pervivirá a pesar del dinero.

Porque Máncora pervivirá junto al mar aunque al mar no le gusten las paredes.

Porque, escúchame, Máncora pervivirá y yo, en ella, voy a esperarte siempre.

Luminoso jugador de fútbol.

Luminoso combatiente.

Luminoso árbol de algarrobo.



Ceremonia de agradecimiento para la promoción 2016 Natus Vincer del colegio San Juan de la Virgen de Tumbes


Estimados jóvenes:

Todas las palabras que a continuación van a leer salpicaron de la piscina donde los vi jugar despreocupadamente, en Máncora.

Todas estas palabras son ahora un charco, es decir, un poema y como este poema trata de ustedes pueden considerarlo el más hermoso del mundo.

Sin embargo, quiero confesarles también que este poema no es como el resto.

Si este poema fuera alguien, sería el Jordan, caudillo adolescente, caballo azul.

Y este poema sería el Jordan porque tiene la presencia de un árbol de pisonay y su color cuando florece.

(http://bit.ly/2muIZ5j)

Este poema, además de tener el garbo del Jordan, la altura de un pisonay y el color de sus flores, tiene el sabor de un chicle de centro líquido derramándose sobre sus lenguas.

Imaginen que el centro líquido del chicle está fabricado con la esencia del sol.

Imaginen su glorioso color fosforescente.

Si este poema fuera un objeto, sería una de las pulseras que nos obsequiamos los unos a los otros con la promesa de no olvidarnos nunca.

Si este poema fuera un astro, sería la luna casi negra sobre el mar o el sol sobre sus cuerpos en la playa.

***

Su colegio está acabando, estimados jóvenes, estimadas señoritas, y sobre el mar de Máncora hay una tormenta nocturna de rayos láser.

Anoche vi a una mujer transformada en árbol cantarle al mar. Señalaba el cielo, pero miraba el océano oscurísimo. Entonaba el himno de su colegio: "Adelante juventud sanjuanista, lleva en alto el pendón bicolor..." y de sus labios brotaban mariposas resplandecientes.

En Máncora, tanto dios como la pachamamita me dijeron al oído: "Hemos copiado de los alumnos de la promoción Natus Vincer del colegio San Juan de la Virgen de Tumbes el intenso brillo que le pondremos a la turmalina azul en el inicio de los tiempos".

(http://bit.ly/2n9y8ur)

Este poema, estimados jóvenes, es también un conjuro contra la tristeza.

Si llega un día la tristeza y no se quiere marchar, repitan lo siguiente mientras forman un círculo con sus dedos sobre su esternón:

Son los giros de mis dedos sobre el pecho

la manera de abrir y cerrar

mi corazón celeste como el planeta que habitamos.

En mi corazón pueden convivir en paz las bestias más aterradoras.

Ellas guardan en su propio corazón la ternura para sanar el dolor de este planeta celeste como el interior de mi pecho.

Y en la extensa ternura que se guarda en el corazón de las bestias más aterradoras que conviven en paz dentro mío, navegan los misterios de nuestra existencia.

Que las bestias aterradoras entre mis costillas se calmen, se limpien, se sanen.

Que se calmen, se limpien, se sanen y aprendan a convivir nuevamente en paz hasta que regrese su inevitable desesperación.

Que se calmen, se limpien, se sanen.

Que se calmen, se limpien, se sanen.

Que se calmen, se limpien, se sanen.

¡Gloria a ustedes, muchachos y muchachas de la promoción 2016 del benemérito colegio San Juan de la Virgen de Tumbes!

Que conserven en sus pechos la alegría transformándose y que si la pierden por mucho tiempo, el conjuro contra la tristeza que es este poema siempre funcione.

Que curen al mundo entendiendo que lo que a unos puede admirar por bello a otros puede causarle sólo tristeza.

Y que nunca olviden esa tarde en la piscina que anunciaba la victoria en sus vidas y la poderosa e incomprensible belleza del fin.



Jorge Vargas Prado (Cusco, 1987): Aprendiz de músico tradicional. Ha publicado varios libros entre los que destacan T’ikray (2013), poemario experimental en quechua y castellano y la novela juvenil Para detener el tiempo (2008, reeditada el 2017). Ha realizado las antologías Qosqo qhechwasimipi akllasqa rimaykuna-Antología quechua del Cusco, junto a Luis Nieto Degregori y César Itier (2012) y Poesía Súper Contemporánea de Perú y Estados Unidos, junto a Noah Cicero (2017). Su trabajo fue incluido en Cholos: 13 poetas peruanos nacidos entre el 70 y el 90, selección por Willy Gómez Migliaro. Catafixia editorial, Ciudad de Guatemala, Guatemala, 2014, así como Selección peruana 2000-2015, compilada por Ricardo Sumalavia. Estruendomudo, Lima, 2015.

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