Una ciudad me abarca los ojos. 4 Poemas de Erika Aquino
- Tertulia Cero
- 17 dic 2018
- 2 Min. de lectura

Poema 1
Una ciudad me abarca los ojos
Me detengo
Contemplo los autos
La calle es una sombra hambrienta
que se levanta a puntillas
y me excreta los sesos
Un perro se suicida/ me llevo el yantar a la boca
Se transfiguran las horas
Se desmigajan las casas
Se desmenuzan los cielos
El mar recibe hongos como manchas cubistas
Una flor se asoma por la ventana
La luna camina triste con los hombres a cuestas
Amo el amor nocturno / que se agiganta / a cada paso de la náusea
Mi boca es un hallazgo desbordante
de pulsiones y quebradas
hecha para el océano
y para el nido de los pájaros tristes
Poema 2
Retorno al ojo de la bestia
paralizada por muertes breves
Mis senos han sido transportados
al rincón de los deseos olvidados.
También el sol nos hace daño
Miro a Verlaine angustiado
sobre el hombro de Rimbaud

Poema 3
“Después abrazamos el pasto con nuestras ramas secas
que desbordaban el cementerio y el cauce del río
Allí estaban los huesos tibios
deshojados y humillados por el tiempo”
Eso te dije
y tú mirabas fijamente mi cuerpo
que se destejía como la lana corrida de un poncho viejo
Los gusanos repudiaban mi presencia lo sé
y las flores solo alumbraban
la caridad de los muertos de mi pueblo
Ya a media noche
sentimos cómo los crepúsculos
nos arrojaban pedazos de vidrios
que fragmentaban nuestros pies
Y el cuerpo se nos volvía caos
Y sometí a la hierba para encontrarme
miles de frutos podridos desparramándose en mi cara
Y el cordón umbilical de los árboles
alzándose para abrir el cielo
y arrojarnos más heridas…
manchas negras en mis ojos
¿Por qué tu frenética mirada mordiendo llantos?
¿Por qué ahogarte en mi cuerpo/ en la impureza de mis senos?
Decidimos que la fricción de nuestros cuerpos
horadara la tierra hasta mudar en agua
Y nuevamente el río con su perfil sangriento
ahuyentándonos el silencio
Dios había muerto
Cogí la piel de las lagartijas
cactus y huacos
y cubrí mi primigenia vergüenza
Y así, desnudos,
Penetramos el cielo
Poema 4
Luego lanzaste renacuajos
a la infinidad de las aguas del mar
que salieron convertidos en hombres
llenos de terror y espanto
ellos cantaban a las colinas con sus voces de fieras hambrientas
Tribu maldita
cuya piel arrugada era como los cerros
que miran con miedo
la mutilación del tiempo
Mis manos bebían hierbaluisa
mientras escuchaba la caravana de golpes
que sacudían TU TUMba / Artidoro
El crepúsculo nos miraba sediento
y con ganas de arrojarnos bocanadas de humo
Así nuestra danza milenaria cortaba el tiempo
y tu piel unía mis tejidos desechos…
Acudí al llamado de tus quejidos
¿Cómo traducir tu llanto en palabras?
¿Cómo hacer para que el sonido de una quena
Te incendie tanto
Como me derrite ahora a mí?
Nos descubrimos desnudos
Atravesábamos el río sobre troncos de plátano
los mismos plátanos cuyos ovarios
Germinaban en una baya multiforme
Que nos negaba la avidez del sosiego
Entonces
corrimos a las grietas del cielo
sudoroso himen abierto
y así / desesperados
nos escondimos temerosos detrás de su humedad
Erika Aquino Ordinola (Piura, Perú, 1988).- Ganadora del primer puesto en los Juegos Florales de Poesía “Carlos Eduardo Zavela” (Chimbote 2009). Ha publicado en las Revistas Plazuela Merino, Sietevientos, La poesía no tiene sexo, Lucerna, Caleidoscopio y la revista de la maestría en Literatura Hispanoamericana Espinela. Ha participado en diversos recitales en las ciudades de Piura, Chiclayo, Chimbote, Trujillo, Lima y París. Ha publicado su primer poemario Laberintos y transfiguraciones (2015).
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